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¿Nos robará la tranquilidad el transístmico?

>> En las últimas semanas uno de los principales debates en la región del Istmo Oaxaqueño, se ha centrado en el proyecto transístmico, el cual se encuentra estructurado en dos fases, la primera en modernizar las vías del ferrocarril que conectan a los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz. La segunda en fijar polígonos de desarrollo, en donde, las empresas se instalen ofreciendo estímulos fiscales importantes a falta de ventajas competitivas en el sur del país.


Luis Gallegos

Oaxaca de Juárez

19 de junio de 2020

La primera parte del proyecto busca poder “competir” con el Canal de Panamá, guardando las proporciones, en donde el transístmico tiene que aspirar a quedarse con una parte del traslado de productos que hoy se lleva a cabo en Centroamérica. También se busca que el tren sea una ventaja competitiva para la región, esto sin duda generara empleos pero no los suficientes para la demanda de la región istmeña.

El segundo componente del proyecto, son los polígonos de desarrollo y probablemente el de mayor importancia y el que mayor beneficios podría generar en la región. La instalación de industria o empresas que permitan incrementar la oferta de empleo y los salarios que se ofrecen, es una necesidad imperativa de la población.

Durante este proceso se han comenzado a gestar algunas resistencias por parte de ciertos sectores de la población, muy probablemente no la mayoría pero si organizados, grupos locales y demás organizaciones sociales argumentando que el proyecto les robará su “tranquilidad” y “normalidad”.

Pero ¿A qué se refieren con la normalidad?, bueno se pueden tomar de ejemplo y analizar a los municipios más grandes de la región, Juchitán de Zaragoza, el municipio más poblado con 98, 043 habitantes, de acuerdo a cifras del CONEVAL (2015) el 60.18% de su población se encuentra en condición de pobreza y un 11.33% en situación de pobreza extrema.

Salina Cruz uno de los municipios claves en el proyecto transístmico y el segundo más poblado en el Istmo con 89, 211 habitantes, el 46.07% de su población está en condición de pobreza y 7.33% en pobreza extrema.

Santo Domingo Tehuantepec la tercera población más importante con 64, 639 personas, el 51.10% de su población se encuentra en condición de pobreza y el 8.80% en pobreza extrema.

El municipio de San Juan Guichicovi en el norte del Istmo con una población de 29, 364 personas, de las cuales el 75.28% se encuentra en una condición de pobreza y el 31.45% en pobreza extrema, es decir, 7 casi 8 personas de cada 10 vive en pobreza.

Hace unos meses tuve la oportunidad de visitar Santa María Guienagati, ahí conocí a la señora María, quien vive sola en este municipio, sus hijos hace años emigraron al norte del país a Tamaulipas, en busca de mejores oportunidades. Su esposo al poco tiempo emigro a los Estados Unidos por las mismas razones, la señora María se quedó sola en cada, sin su familia, pero ¿Por qué? Porque el sur del país ha carecido históricamente de oportunidades para su desarrollo.

No es ningún secreto, ni ningún descubrimiento que el centro, el bajío y el norte del país han estado creciendo los últimos 10 años a tasas que oscilan entre el 6% y el 11% en sus economías generando mayores oportunidades de empleo y un mayor poder adquisitivo para la población de estas regiones.

El Estado de Oaxaca ha crecido en los mismos últimos 10 años un promedio de 1.3%, es decir, mientras Baja California en un solo año tiene un crecimiento de 11% aproximadamente, Oaxaca necesita 11 años para crecer ese mismo 11%, de acuerdo al INEGI.

El primer trimestre de 2020, Oaxaca alcanzó las 31 mil personas desocupadas, es decir, sin trabajo y una tasa de subocupación de 15.8% o de 280 mil personas según cifras del INEGI, es decir, personas que están a disposición de trabajar pero que solo se mantienen con empleos temporales de unas cuantas horas al día y que necesitan trabajar más horas para poder vivir.

El proyecto transístmico no es ninguna varita mágica los problemas y la falta de desarrollo en el sur del país es una situación de mayor complejidad, sin embargo si es una oportunidad. El Estado tendría que diseñar políticas que encausen el crecimiento y desarrollo en el sur y no solo se tenga a ese norte industrial y productivo y un sur, en donde, nada parece llegar.

Las costumbres y tradiciones de una región sin duda deben conservarse, el desarrollo de un proyecto como el transístmico no tiene que ser ninguna limitante, hay decenas de ejemplos, en donde, las sociedades tradicionales han logrado adaptarse a las necesidades de las sociedades modernas, sin perder sus costumbres y tradiciones. Nadie podría decir que Asía y los llamados “Tigres Asiáticos” han perdido su cultura o tomando el ejemplo de los japoneses que han sabido equilibrar su sociedad.

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