
>>Balaceras, desapariciones y escuelas cerradas marcan la vida de los alumnos en Culiacán, Mazatlán y otras ciudades del estado.
Enlace de la Costa
La violencia alcanza a la niñez y juventud
Desde la captura de Ismael “El Mayo” Zambada en julio de 2024, la disputa entre las facciones Chapitos y La Mayiza del Cártel de Sinaloa ha dejado un saldo devastador: más de 1,400 homicidios en nueve meses, decenas de desapariciones y al menos 50 estudiantes asesinados. La vida escolar se ha visto interrumpida, y los tiroteos y cuerpos abandonados frente a planteles se han convertido en parte de la rutina.
En Culiacán, Mazatlán y otras ciudades, más del 20% de las escuelas de educación básica han suspendido clases. En enero de 2025, el asesinato de los niños Gael y Alexander generó protestas de padres y maestros. “Aquí ya no se estudia para un futuro, se estudia para sobrevivir”, lamenta una profesora de secundaria.
Casos que han marcado a la comunidad
En octubre de 2024, dos estudiantes fueron asesinados en Culiacán mientras se les robaba el vehículo, y ese mismo mes otros dos jóvenes aparecieron torturados en carreteras. En noviembre, cinco cuerpos fueron abandonados frente a la Universidad Autónoma de Sinaloa, provocando pánico entre los alumnos. En febrero de 2025, balaceras obligaron a niños a correr por sus vidas y un menor de cinco años resultó herido. Para julio de este año, se registraron 209 homicidios en un solo mes.
Impacto en la educación y el desarrollo generacional
La violencia ha obligado a padres a mantener a sus hijos en casa y algunas escuelas implementan entrenamientos sobre cómo esquivar balas. Académicos advierten sobre el trauma psicológico que enfrentan niños y jóvenes, y cómo la normalización de la violencia afecta la formación de toda una generación.
Familias desplazadas y sociedad civil exigiendo justicia
La guerra interna no solo se cobra vidas, sino también sueños y estabilidad familiar. Muchos jóvenes mueren como daños colaterales o por negarse a unirse a actividades delictivas, y familias enteras abandonan sus comunidades por temor. Las demandas de justicia de la sociedad civil se han topado con respuestas insuficientes de las autoridades.
Un padre de familia desplazado resumió la tragedia: “Nosotros perdemos hijos; ellos, poder. No es la misma guerra”.
Fuente: Redacción Oaxaca Sin Fronteras / Afiliado al Sindicato Nacional de Medios de Comunicación (SINMCO).