>> Liberado apenas hace tres meses, el agresor regresó armado para vengarse de su exsuegro; entre los menores secuestrados estaban sus propios hijos y sobrinos
Villa Hermosa, Tabasco.
La comunidad indígena de Cañaveralito, en el municipio de Centla, vive una pesadilla tras uno de los crímenes más brutales registrados en el estado en años recientes. Narcizo Reyes Jiménez, alias “El Chicho”, un exconvicto con antecedentes de violencia familiar, irrumpió armado en la casa de sus exsuegros y asesinó a sangre fría a cuatro personas, entre ellas dos adultos mayores. Luego secuestró a siete menores, incluyendo a sus propios hijos, y huyó por la zona pantanosa.
Dos días después, gracias a un operativo conjunto entre Sedena, Marina, Guardia Nacional, Fiscalía General de la República (FGR) y policías estatales, el sujeto fue detenido y los menores, rescatados con vida. No obstante, el saldo emocional, social e institucional es devastador.
El ataque ocurrió el sábado 6 de septiembre, cuando “El Chicho” llegó armado con una escopeta al domicilio de su expareja, en un acto de venganza alimentado por un conflicto familiar previo. Disparó primero contra sus exsuegros, Jesús Ramírez Vasconcelos y Josefa Hernández, matándolos en el acto. Dos familiares más fueron atacados con armas blancas cuando intentaron defender a los ancianos. Los testigos hablan de un ataque con saña, de un hombre poseído por el odio.
Este no era un incidente aislado. Años antes, el agresor ya había intentado asesinar a su suegro, lo que lo llevó a prisión. Fue liberado en junio de este año, apenas tres meses antes del crimen. La comunidad se pregunta: ¿Cómo pudo salir libre alguien con ese historial
Tras el crimen, Reyes Jiménez huyó con siete menores de edad:
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Sus tres hijos, de entre 1 y 6 años
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Dos sobrinos
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Una adolescente de 16 años, sobrina política
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Otro niño de 5 años, hijo de una de las víctimas
La Fiscalía General de Tabasco activó inmediatamente la Alerta Amber, y un despliegue de búsqueda se inició en todo el municipio de Centla. Las autoridades rastrearon a pie, en vehículos y con drones los humedales y caminos rurales.
Finalmente, el lunes 8 de septiembre, el agresor fue capturado y los menores rescatados sanos y salvos, aunque profundamente impactados por lo vivido.
El fiscal de Tabasco, Óscar Tonatiuh Vázquez Landeros, declaró que Reyes Jiménez es “extremadamente peligroso” y que la prioridad ahora es garantizar atención psicológica a los menores. Sin embargo, el fiscal también llamó a la población a no caer en actos de justicia por mano propia, ante los rumores de linchamiento que comenzaron a circular en la comunidad.
Una vecina chontal expresó la frustración compartida por muchos:
“No es posible que alguien así salga libre y venga a destruir a su propia familia”.
La criminóloga María Elena Torres, de la Universidad Autónoma de Tabasco, considera que este caso es el reflejo de un sistema penitenciario fallido, que libera a personas violentas sin evaluación real de su peligrosidad.
“Estas decisiones son una bomba de tiempo, y hoy explotó en Cañaveralito”, advirtió.
Además, expertos en derechos humanos denuncian la falta de protocolos de seguimiento postpenitenciario, especialmente en casos de violencia familiar, donde los agresores suelen reincidir en un entorno sin protección institucional efectiva.