Enlace de la Costa.

Ciudad de México.

14 de septiembre de 2024.

El movimiento regional Son ¨Niñas, No Madres¨ continúa su lucha para prevenir la violencia sexual y las maternidades forzadas en América Latina, subrayando la necesidad urgente de proteger los derechos sexuales y reproductivos de las niñas y adolescentes en la región.

En 2023, México reportó 9,802 casos de niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual, la segunda cifra más alta desde 2010 y el doble del promedio anual en el país durante ese período. El 92.3% de estas víctimas eran mujeres, con los estados de Estado de México, Jalisco y Veracruz registrando el mayor número de casos. Estos datos reflejan una alarmante crisis de violencia sexual que afecta desproporcionadamente a las mujeres jóvenes.

El movimiento a respaldado por organizaciones como el Centro de Derechos Reproductivos y Planned Parenthood Global, ha señalado que la situación en América Latina es crítica. Según el UNFPA, la región presenta la segunda tasa más alta de partos en menores de 15 años a nivel mundial, y la mayoría de las agresiones sexuales ocurren en niñas de entre 10 y 14 años.

Casos emblemáticos, como los de Norma, Fátima, Lucía y Susana, quienes enfrentaron violencia sexual en Ecuador, Guatemala y Nicaragua, evidencian la falta de acceso a servicios de aborto en sus países a pesar de sus deseos de no ser madres. Estos casos resaltan una epidemia de violencia e impunidad y destacan la necesidad de reformas estructurales en la región.

En México, aunque la ley permite el aborto en casos de violencia sexual, en la práctica, muchas niñas enfrentan barreras significativas para acceder a estos servicios. La despenalización parcial del aborto en algunos estados y la resistencia a la implementación efectiva de las leyes han exacerbado la situación.

Marianny Sánchez, Directora de Comunicaciones para América Latina de Planned Parenthood Global, enfatizó que el movimiento ofrece una plataforma para transformar la indignación en acción y presionar a los Estados para que garanticen los derechos de las niñas a una vida libre de violencia y a decisiones reproductivas autónomas.

Además, Catalina Martínez Coral, Vicepresidenta para América Latina y el Caribe del Centro de Derechos Reproductivos, destacó que penalizar el aborto es una forma de violencia y discriminación que causa daños irreparables. “Ninguna niña debería renunciar a su infancia por maternidades forzadas”, afirmó.

El movimiento ha lanzado diversas iniciativas, incluyendo un kit de acción y un podcast, y ha movilizado a miles a través de campañas y firmas para exigir un cambio. Con el hashtag #NiñasNoMadres, el movimiento sigue llamando la atención sobre la urgente necesidad de reformas en la región y de garantizar los derechos fundamentales de las niñas.

 

Nota vía: Página3