>>Durante la celebración de La Samaritana en Oaxaca, los asistentes podrán disfrutar de una variedad de sabores exquisitos en las aguas frescas, incluyendo horchata, limón, chilacayota, maíz, tuna, zapote negro, tamarindo, tejate, así como nieves de leche quemada y dulces regionales

Enlace de la Costa
Santa María Huatulco
08 de marzo de 2024

Este viernes 8 de marzo, el estado de Oaxaca se engalana con una de sus tradiciones más emblemáticas: La Samaritana. Esta festividad, que distingue a la región del sur de México, tiene su raíz en un acto de generosidad que ha perdurado por décadas.

La Samaritana tiene sus inicios en un episodio del evangelio de San Juan, donde se relata cómo Jesús llega a un pozo y pide agua a una mujer, quien, sin dudarlo, le ofrece de beber. Históricamente, los registros del estado señalan que la tradición se remonta al siglo XIX, cuando templos como San Francisco y La Merced comenzaron a regalar agua a los devotos antes del Viernes de Cuaresma. Desde entonces, la representación del pozo con papel ilustrado de ladrillos y la generosidad en la entrega de aguas frescas han sido parte esencial de esta festividad.

Esta tradición comenzó en los atrios de las iglesias del centro de Oaxaca, donde se representaba este pasaje bíblico. La imagen de la mujer vestida como china oaxaqueña se volvió icónica, y pronto se adoptó la costumbre de que quienes repartieran agua llevaran trajes típicos de las siete regiones del estado.

Con el tiempo, debido al calor característico de la región, se empezó a repartir agua fresca durante la representación. Así, La Samaritana pasó de ser una festividad local a abarcar todo el estado, convirtiéndose en una tradición arraigada entre los oaxaqueños.

Hoy en día, esta festividad se realiza en oficinas públicas, mercados, negocios, barrios y hasta casas particulares. Los preparativos incluyen arcos de palma decorados con flores, especialmente buganvilias, y la recreación de pozos.

Durante la celebración de La Samaritana en Oaxaca, los asistentes podrán disfrutar de una variedad de sabores exquisitos en las aguas frescas, incluyendo horchata, limón, chilacayota, maíz, tuna, zapote negro, tamarindo, tejate, así como nieves de leche quemada y dulces regionales. Es una oportunidad única para deleitar el paladar con la riqueza de los sabores oaxaqueños y celebrar esta festividad llena de historia y tradición.

Las asociaciones e iglesias se organizan para mantener viva esta tradición, ahora pidiendo a los asistentes que traigan su propio vaso para hacerlo más ecológico y evitar el desperdicio de vasos desechables.