
La pandemia del Covid-19 en México y el mundo ha dejado al descubierto deficiencias en la sociedad, la primera enfocada en la desigualdad social, que sin duda las “cuarentenas” que estamos viviendo no son las mismas. Las condiciones socioeconómicas en las que cada familia se encuentra, determinan su estado frente a la pandemia, en un país con el 60% de su economía en la informalidad.
Oaxaca
05 / 06 / 2020
La distribución del ingreso en México es una de las mejores formas de ejemplificar esta desigualdad, en donde, el 5% de la población económicamente activa tiene ingresos por arriba de los trece mil pesos al mes, menos del 2% percibe un salario mayor a los 26 mil pesos. En contraste se puede encontrar a más del 90% de la población con salarios por debajo de los trece mil pesos.
Una de las principales consecuencias del Covid-19 es la cantidad de empleos perdidos, esta semana el INEGI publicó los resultados de la encuesta telefónica que realizó durante abril, en donde, un 12.3% de la población en edad de trabajar dejó de estar activa. Esto equivale aproximadamente a 12 millones de trabajadores, probablemente del estrato de menores ingresos en el país con una debilidad laboral importante, abriendo aún más la brecha de desigualdad existente.
La desigualdad social y sus efectos se trasladan a otros sectores como a él educativo, durante este periodo de cuarentena en el Estado de Oaxaca el 60% de los hogares careció y carece de una computadora. La entidad se encuentra entre las diez con menor conectividad de acuerdo a la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares de INEGI.
Una estrategia de educación en casa basada en el acceso a internet, terminó por dejar al descubierto otra de las grandes consecuencias de la desigualdad social y la forma en como cada hogar se encuentra ante una realidad diferente.
Los estudiantes en una situación de vulnerabilidad, muy probablemente vieron incrementadas estas desventajas, con la carencia de acceso a Tics y a una situación estructural de los hogares, en donde, los alumnos cuentan probablemente con un nivel de escolaridad mayor al del promedio en el hogar, es decir, los padres de familia se ven imposibilitados en determinados momentos a colaborar con sus hijas e hijos en el desarrollo de sus actividades escolares.
De las variables económicas a la educación, la vulnerabilidad de las familias terminó aumentando durante la pandemia y continuará haciéndolo, dejando ver un escenario complejo en las realidades de 52.4 millones de personas que se encuentran en situación de pobreza en México de acuerdo al CONEVAL.