
>>Investigadores de EE.UU. replican su elaboración ancestral y descubren nuevas aplicaciones tecnológicas con base en sus propiedades únicas.
Enlace de la Costa
Madrid. – Investigadores de la Universidad Estatal de Washington (WSU) han logrado recrear con éxito el azul egipcio, considerado el pigmento sintético más antiguo del mundo, utilizado hace más de cinco milenios por los artistas del antiguo Egipto. Los hallazgos fueron publicados en la revista Heritage Science y abren nuevas posibilidades tanto para la arqueología como para aplicaciones tecnológicas modernas.
El proyecto se desarrolló en colaboración con el Museo Carnegie de Historia Natural y el Instituto de Conservación del Museo Smithsonian, y consistió en reproducir 12 recetas distintas del pigmento mediante la combinación de dióxido de silicio, cobre, calcio y carbonato de sodio, calentados a mil grados Celsius durante diferentes periodos.
“Empezó como algo divertido, ya que nos pidieron que produjéramos algunos materiales para exhibir en el museo, pero hay mucho interés en él”, explicó John McCloy, primer autor del estudio y director de la Escuela de Ingeniería Mecánica y de Materiales de la WSU. Con formación también en antropología, McCloy destacó que este trabajo busca mostrar cómo la ciencia puede desentrañar las historias ocultas de objetos milenarios.
Los investigadores descubrieron que el pigmento, utilizado como sustituto del costoso lapislázuli y la turquesa, no era uniforme. Según su procedencia y proceso de fabricación, podía presentar tonos que iban del azul intenso al verde opaco. También se aplicaba sobre madera, piedra y cartonaje, un material similar al papel maché.
Una de las revelaciones más importantes del estudio fue la gran heterogeneidad del pigmento. A pesar de las variaciones en color y calidad, se logró un tono azul profundo con solo 50% de componentes “azules”, lo que sorprendió a los expertos. “No importa cuál sea el resto, lo cual nos sorprendió bastante. Cada partícula de pigmento contiene una gran cantidad de elementos; no es uniforme en absoluto”, dijo McCloy.
Además, se determinó que pequeñas diferencias en el tiempo de cocción o el ritmo de enfriamiento producían resultados muy distintos, lo que sugiere un alto grado de experimentación y especialización en su elaboración hace milenios.
El interés por el azul egipcio ha resurgido en años recientes, gracias a sus propiedades ópticas, magnéticas y biológicas. Este pigmento emite luz en el espectro infrarrojo cercano, invisible al ojo humano, lo que lo hace útil en tecnologías emergentes como la toma de huellas dactilares, tintas antifalsificación y materiales avanzados. Su estructura química también guarda similitudes con los superconductores de alta temperatura.
Las muestras obtenidas están actualmente en exhibición en el Museo Carnegie de Historia Natural, en Pittsburgh, Pensilvania, como parte de una galería dedicada al antiguo Egipto. Esta muestra no solo ilustra los logros tecnológicos del pasado, sino que también evidencia el papel crucial de la investigación interdisciplinaria para reinterpretar nuestro legado cultural desde una perspectiva científica.
Fuente:
Heritage Science, Universidad Estatal de Washington, Museo Carnegie de Historia Natural, comunicado del 5 de junio de 2025.